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Brigadier General Fulgencio Yegros, desciende de linajuda familia de guerreros, los YEGROS y LEDESMA. Nació en Quyquyhó en 1780 y fueron sus padres el Coronel José Antonio Yegros y la distinguida dama Ángela Franco. El lustre de su nombre viene de lejos y su nombradía enaltece la historia porque su PROGENIE NO LO HA DESMERECIDO EN LA DEFENSA HEROICA DEL CHACO.
El entonces Comandante Yegros no participó en los sucesos del 14 y 15 de Mayo, sí bien estuvo ligado a sus preparativos y su ausencia obedeció a exigencia ineludible del servicio. La noticia de la revolución consumada le llegó por intermedio de su hermano Antonio Tomás, según el documento firmado por éste y dirigido al entonces Delegado en Candelaria, Don Vicente A. Matiauda, en estos términos: “Acabo de leer y despachar a mi hermano Fulgencio el parte que da Cavallero (en el castellano de la época se escribía con V corta) de haber avanzado el Cuartel, apoderándose de todas las armas, municiones y barcos, suspendiendo al Sr. Gobernador, tomando el Archivo y todos los demás, llegaron a suspender al portugués o portugueses, y a instancia de muchos no hizo caso y se mantiene duro aguardándonos para la Junta y forma del plan de gobierno: llegó al extremo de sacar a la plaza cinco cañones, y gente armada, y los hizo temblar a los Miñones. No esperaba menos de él; pero siento no haber estado”. Este documento demuestra con claridad la convivencia de los Yegros con la Revolución Triunfante.
En tres jornadas, traspuso Yegros los 350 kilómetros que separan Itapúa de Asunción, donde llegó el 21 de mayo, a las 4 de la tarde. Su recibimiento fue grandioso, siendo aclamado por el pueblo y saludado con una salva de 11 cañonazos y trasladado hasta los cuarteles.
El Brig. Gral. Fulgencio Yegros actuó en la defensa de Buenos Aires y Montevideo en 1806 y 1807 con 850 paraguayos, estuvo prisionero de los indios en Coímbra en 1801, y en Paraguarí y Tacuary enfrentó al Ejército del General Manuel Belgrano con arrojo extraordinario y talento combativo. Formó familia con Doña Facunda Speratti, dignísima dama a quién el destino le reservó el DOLOR IRREPARABLE DE RECOGER EL CADÁVER DEL PRÓCER LUEGO DE SU SACRIFICIO EN 1821.
La posteridad consagró la memoria de este hijo de la Patria como un auténtico benemérito de sus glorias. En el recuerdo se le caracteriza como un caballero de castellana hidalguía, de porte apacible y sereno, bello de alma y de cuerpo; irradiaba simpatía en todos sus actos y atraía fuertemente a su pueblo porque LA GENTE INTUÍA EN ÉL AL GENIO PROTECTOR DE LOS DÉBILES Y AL CARÁCTER PREDESTINADO AL SERVICIO Y SACRIFICIO DE LA PATRIA.
Fue un militar de raza, digno exponente del patriotismo desprevenido, de su tiempo.
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Facunda Speratti y Uriburu - La novia de la "Independencia" |
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Retrato donado a la Casa de la Independencia en mayo de 2000 por la familia Yegros Girola. |
Era una mujer de temple, tuvo que soportar su dolor con estoicismo durante los trágicos días del presidio y ejecución de Fulgencio, que duró un poco más de un año en las mazmorras de la cárcel, en el cuartel de San Francisco, bastión de la guardia personal del Dictador, donde el célebre Policarpo Patiño inmortalizado por Roa Bastos manejaba la sala de tormentos. Fulgencio fue engrillado y terriblemente torturado, Doña Facunda estaba informada, día a día del trato que le daban a su esposo, a través de su fiel Sargento Giménez, pero jamás se humilló ante el tirano. En ese inmundo lugar, el Padre de la Patria fue inmolado, pese a que oficialmente fue fusilado bajo el famoso naranjo ubicado frente a la casa de los Gobernadores, sin embargo, en familia siempre se comentó que fue lanceado por el ya citado intrigante y obsecuente amanuense del Dictador, porque el Prócer se negó a firmar el sucio papel de confesión. |
Camino al Bicentenario de la Independencia de la República del Paraguay 1811-2011 |
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La Independencia de la República del Paraguay fue realizada mediante un GOLPE MILITAR llevado a cabo por un puñado de jóvenes idealistas, constituyéndose desde ese entonces en los verdaderos Padres de la Patria. Por lo tanto los miembros de las FF.AA. de la Nación deberían siempre rendir tributo a sus compañeros de arma.
Décadas de gobiernos autoritarios interrumpidas por algunas experiencias democráticas gestaron una historia que enaltece la figura del supremo dictador y opaca las virtudes de los Jefes Militares del 14 y 15 de mayo de 1811, condenados sin juicio, torturados y ejecutados salvajemente como traidores de la patria, Fulgencio Yegros, Fernando de la Mora, Pedro Juan Caballero, Mauricio José Troche, Mariano Antonio Molas, Blas José Rojas de Aranda, Juan Bautista Acosta, Juan Manuel Grance, los hermanos Iturbe, los Montiel y otros tantos cuyas ideas gestaron el país.
En estos momentos, la reparación de la memoria de los VERDADEROS PADRES DE LA PATRIA, no es un acto que incumba solamente a los descendientes de los próceres, si no es una invitación a toda la República del Paraguay, para trascender la arbitrariedad y vivir en paz y justicia.
El Cnel. DEM Luis Vittone, Miembro de Nº de la Academia de Historia Militar del Paraguay, decía lo siguiente: En los cuarteles sigue latiendo con la misma intensidad de otrora el espíritu intangible de Fulgencio Yegros, aguerrido combatiente contra las invasiones opresoras al Río de la Plata, invasiones inglesas 1806-1807, comandante de la vanguardia del ejército nativo victorioso en las batallas de Paraguarí y Tacuary, cuyas acciones fueron notificación rotunda de que el Paraguay no admitía ya sujeción a ninguna servidumbre foránea.
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